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Los tomates usados en la Tomatina, son excedente de producción

Como todos sabemos la Tomatina es una fiesta donde la gente se lanza tomates unos a otros, comenzó en 1945 el ultimo miércoles de agosto mientras se presenciaba un desfile en la plaza del pueblo, un grupo de chicos decidió abrirse paso entre la multitud para ver el desfile desde una mejor posición haciendo caer al suelo por accidente a un espectador, este espectador enfureció arremetiendo a golpes contra todo lo que encontraba a su paso, todo este desenfreno se descargó sobre una verdulería que había en este lugar cuando los espectadores empezaron a coger sus tomates y lanzárselos entre ellos. Ese acto fortuito sin nadie imaginarlo dio paso a esta monumental fiesta.

La Tomatina ha dado pie a multitud de opiniones tanto favorables como desfavorables, en 2015 se observaron críticas en las redes sociales de Nigeria a esta fiesta por ser un despilfarro de alimentos ya que se emplean más de 120 toneladas de tomate para este acto mientras ese mismo año dicho país fue expuesto a una plaga dejando así unas pérdidas del 80% de la producción de tomates causado por un tipo de polilla subiendo así el valor de este alimento a un precio desorbitado.

En 2016 las criticas provenían de nuestro país parte de la federación de bancos de alimentos que desde su punto de vista  -no tiene sentido producir comida para luego tirarla- señalando que no están en contra de este tipo de festejos, pero que se podría buscar otra opción distinta a los tomates para no provocar desperdicios de alimentos.

Los tomates usados como munición en la tomatina son tomates de una empresa de Castellón, la que acordó con el ayuntamiento ceder los excedentes de tomate de tipo pera para dicha celebración, estos tomates son plantados en abril y recogidos entre los meses de julio y agosto. Son tomates que no pasan los controles de calidad para el consumo, que si no se usaran para la batalla no se recolectarían quedando así tirados en el campo de cultivo dando perdidas a la persona encargada de estos campos limitando así su plantilla de trabajadores. Cabe recalcar que no son tomates como los que encontramos en nuestro lugar habitual de compra, son tomates demasiado maduros o pasados que al cogerlos dejan impregnado su jugo en la mano, esto imposibilita el riesgo de inflamaciones o lesiones al lanzarlos.

Ante esta polémica el alcalde de Buñol responde: Puede haber diversidad de opiniones tanto favorables como desfavorables, pero en Buñol nos sentimos orgullosos que en nuestra fiesta no exista ninguna actividad relacionada con el maltrato animal.

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